jueves, 26 de agosto de 2010

Hiroshima



En plaza Almagro existe una piedra que muestra el rostro de una mujer oriental. En la placa que antiguamente había debajo de la piedra se deducía que la mujer era japonesa. ¿Porqué? La leyenda decía mas o menos así “esta piedra fue traída de Hiroshima y es un resto de la bomba atómica”. Por supuesto, esa placa fue borrada. Va quedando la piedra. Uno puede acercar la mano y jugar a sentir la radiación que aún debe quedar. Encuesté a varios y casi ninguno sabía porqué estaba esa piedra. Muestro la foto.

jueves, 12 de agosto de 2010

Los braseros de Lucifer



No estuve mucho en los braseros, pero si puedo anotar algunas aventuras en él (local). Por ejemplo, la primera vez que invité a mi familia a comer fue a ese lugar. Yo creo que porque era el único lugar parrillezco que conocía. Y que además me subuyugaba por los comerciales que daban en radios AM. Una de las cosas que me llamaba la atención era esa especie de diario mural que había afuera de la entrada, donde colocaban los artistas de “talla internacional” que participaban del show. Ochentero total. Olor a fiesta de toque a toque, olorcillo intenso a represión ochentera. No como ahora, que somos terrible libres. Y en ese lugar se hizo el tremendo esfuerzo de pasarlo bien con una familia con poca costumbre de aquello, pero esa es otra historia.

Hubo una oportunidad peor que esa. Una chica de la que estaba bastante enamorado me dio un leve aviso de que estaba en la U católica. Pallá partí como un gilipollas, siguiendo a la mina. Me tuve que mamar una espera y después terminamos almorzando en los braseros. Cuando subimos la escalera, ella le dice a una de las amigas: esta escalera me recuerda algo. Y se rio con malignidad. Claro, la escalera de los braseros parecía escalera de motel. Lo que me hace deducir que la chica de la que estaba muy enamorado (que además tenía pololo), conocía muy bien el aspecto de las escaleras de motel. Me cayó como patada en la guata.

La última vez que entré fue por accidente. Me encontré en la calle con un vecino y ese vecino me invitó a su casa y después fuimos a la mía a pegar unos guitarreos y después la brillante idea: ir a los braseros a comerse una parrillada tipo 3 de la mañana. Éramos como varios y eso era extraño y gracioso porque fue una idea que salió de la nada produciendo rápido contagio a toda la familia de mi vecino. El amigo partió a una de las mesas a convencer a una mina de que bailara con él, cosa que hizo sin ningún problema. Yo lo seguí y traté de lograr lo mismo con la amiga. Pasó el rato terminé mi parte de la parrillada y me retiré del local.

Meses después, lo que ya se sabe: el local quemándose por culpa de un incendio accidental que todos entendieron como absolutamente intencional, lo que se confirma con la información que me dio un taxista: la dueña, con la plata del seguro se construyó otro local en Providencia. El terreno, además, ya está vendido a una inmobiliaria que mantiene su publicidad instalada en el lugar y detrás de esos enormes carteles las retroexcavadoras trabajan a paso firme. Lo único que puedo decir es que en San Diego ya no queda donde comerse una parrillada, salvo, claro Las Tejas, que es un riesgo desde el punto de vista estrictamente culinario. Ya hablaré de eso en otro apunte.

La foto que incluyo es de hace más de un año. Lamentablemente no tengo ninguna foto de cuando Los Braseros de Lucifer estaban en su apogeo. Actualmente hay una enorme pandereta de metal. También tengo video de las retro (excavadoras) destruyendo los hormigones.
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